lunes, 23 de noviembre de 2009

El sueño



Madrid, halagada por la mayor parte de los turistas que vienen de muchos sitios del mundo y visitan otros tantos en la capital: los japoneses, el flamenco (y olé); los alemanes, los toros (con borrachera de calimocho incluida); el resto, solamente lo interesante.

¿Por qué será éstos últimos son los que más se quejan de la ciudad?

Paseando por el centro de Madrid, te cruzas con más gente de la que hay en el Vaticano. Unos, con gabardina y sombrero, les da igual todo lo que pasa más allá de sus zapatos brillantes a golpe de balleta; otros, sentados en la acera, como respaldo la pared, con un vaso de plático rescatado de la papelera más cercana pidiendo unas monedillas para conseguir algo de comida o de alcohol.

Uno de estos destaca de los demás. Carpeta sobre las piernas flexionadas, bolígrafo Pilot a medio gastar, dedica su tiempo a escribir poesías. A medio metro de sus pies, un cartel reza "cambio poesías por la voluntad". A su derecha, las mantas que le servirán de protector cuendo llegue la noche; al otro lado, un carrito vacío. Decido gastarme lo poco que me queda en uno de sus escritos: "El Sueño"

Sin saber bien por qué, una pena y una culpabilidad especial me invaden al pensar en este hombre. Solo, enfrente de una librería, dónde Enrique soñó tener a la venta un libro de poesías hace más de 20 años.

Sólo queda el probar fortuna. Este hombre lo perdió todo menos su imaginación, todo menos sus ganas de escribir. Todavía recuerdo su ilusión al ver que un chaval como yo compraba una poesía suya, recuerdo mis sentimientos, y se perfectamente por qué compré una poesía y no La Farola.

Me gustaría que la gente fuera menos de gabardina y sombrero y más de papel barato, bolígrafo y, sobre todo, ganas locas de escribir.

" La verdadera grandeza de un hombre se averigua viendo como trata a los que no pueden beneficiarlo en nada "

ERES MI RINCÓN FAVORITO DE MADRID...

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